«Yamato» fue un acorazado de la Armada Imperial Japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Junto con su buque gemelo «Musashi», fueron los acorazados más pesados y fuertemente armados jamás construidos. Fueron ensamblados en el astillero de Kure, Hiroshima. Cerca al astillero está una isla alargada, Etajima, donde funcionaba la Escuela Naval de la Armada.
Hacia el otro extremo de la isla, había villas dispersas. La familia de mi esposa vivía en uno de ellas. Ahí funcionaban una escuela, un colegio, una clínica, dos supermercados y una oficina de correos. Para cosas más importantes, había que ir a la ciudad de Hiroshima.
En el verano de 1994, fuimos a visitarlos desde Tokio y yo había escrito unas postales que quería enviar
al Ecuador. Aunque mi suegro se ofreció llevarme en auto hasta la oficina de correos, decidí ir en bicicleta porque quería conocer el sitio. Como el verano es muy ardiente en Japón, me puse una gorra y usé gafas oscuras para el sol.
La oficina no estaba lejos, de modo que llegué pronto. Entré al correo y me topé con dos empleadas y el jefe de la oficina. La música era ambiental y no había ningún otro cliente, entonces me dirigí a la ventanilla. Curiosamente, en ese momento, la música se detuvo y los tres empleados me miraron extrañados.
Me acerqué lentamente y les dije en japonés: «Deseo enviar estas postales al Ecuador».
La respuesta llegó rápido: «¿Habla japonés?»
Ya más tranquilos, me contaron riéndose que en la isla no había extranjeros y se preocuparon porque ninguno de los tres empleados habla otra lengua extranjera.
Agregaron: «¿Al Ecuador?, primera vez que enviamos algo hacia ese país». Hablamos un poquito más, pagué por las estampillas y salí.
Afuera, vi cómo un patrullero se acercaba lentamente y me causó grata impresión que los policías me saludaran sonrientes. Los policías son amables, pero esta vez estaban demasiado sospechosos… Comencé a dudar.
Cuando volví a casa y les conté la experiencia, me explicaron alarmados que la policía estaba en máxima alerta. Buscaban a un autor de robos seriales que usaba gorra y gafas oscuras, exactamente como las mías. Yo había sido un potencial sospechoso y sin darme cuenta había puesto en vilo a toda la policía en la isla.
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Este artículo, con ciertas modificaciones, apareció en elmundodelareflexion.com. El Mundo de la Reflexión, el 7 de abril de 2021. Foto © 2023 wikicommons.