Ayer (jueves 4 de julio) terminaron los exámenes finales del primer trimestre y hoy día (viernes 5 de julio), los estudiantes no vienen a la escuela porque los profesores deben calificar las pruebas y elaborar las calificaciones, lo cual requiere muchas horas de trabajo.
Salí de casa a la hora normal, 6:20 de la mañana y al llegar a la estación hubo un anuncio que a las 6:00 de la mañana había habido un «jinshin jiko», una forma educada de decir, «suicidio», en las rieles del tren.
Según el periódico Japan Times del 26 de enero de 2024, en el año 2023 hubo 21.818 suicidios en Japón. Eso significa que por cada 100,000 personas, hubo un porcentaje de 17.5 personas que cometieron suicidios. Una de las formas más comunes del suicidio es saltar frente a un tren.
Generalmente, suelo tomar el tren local (hace paradas en todas la siete estaciones) y demora 14 minutos hasta llegar al corazón de la ciudad de Osaka, Umeda. Hay los trenes Expreso que hacen tres paradas y demoran 10 minutos, pero mucha gente escoge este tren y van llenos. En la estación indicaron que a las 7:00 empezaría a normalizarse pero hasta tanto, había trenes que iban solamente hasta una estación intermedia. Escogí esta opción (mala idea) y la gente bajó a esperar. Es verano y la temperatura estaba encima de los 30 grados. Y no había trenes que vinieran.
De pronto anunciaron que los trenes se estaban moviendo normalmente pero cuando llegaban a la estación donde yo estaba esperando, ya llegaban llenos y la gente esperaba por el siguiente tren con la esperanza que venga menos congestionado. Así pasaron algunos trenes hasta que mi impaciencia latina me aconsejó subirme en el próximo tren así no hubiese espacio. Solo otro anciano apresurado me acompañó en el intento y, milagrosamente cupimos entre el mar de gente y la puerta del tren.
A pesar del aire acondicionado, un tren lleno de gente es muy caluroso. Yo solamente esperaba llegar a la estación final, dos estaciones más. Pero en cada estación había más gente esperando e ingresaban. Es un misterio como ocurría este fenómeno. Por estar cerca a la puerta, creo que hasta quedé ñato.
Llegar a la estación final fue el fin de la tortura que para mí fue algo parecido al infierno. Llegué a las 10:00 de la mañana a la escuela. Las noticias en la televisión de la tarde indicaron que una anciana con problemas de senilidad había entrado a las rieles y el conductor del tren hizo una parada de emergencia lo que ocasionó un susto general. La compañía de trenes no podía autorizar el servicio hasta confirmar que los pasajeros afectados sean evacuados al hospital y el resto sean dirigidos hacia una zona segura. La anciana no sufrió ninguna herida. Yo estaba de mal genio, de esos estados que me se notan en mi cara cuando el Aucas pierde un partido.
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Luis Hernández, 5 de julio de 2024. Foto © 2024 Hankyu Railways.